Esto se va acabando, esto se va acabando... Y aquí está ya por fin la sorpresita que os dije que tenía preparada para hoy: ¡¡un fanfic!! La verdad es que nunca había escrito uno, así que espero que no me haya salido muy mal... Transcurre en el estadio de LJDH y en él aparecen Katniss, Peeta y Cato. Por cierto, está plagado de spoliers, así que, si no has leído el libro, te aconsejo que pases de esta fic. ¡Disfrutadlo, y ya me diréis que os ha parecido! :D
Cierto, Peeta, Cierto.
Un escalofrío me recorre el cuerpo cuando veo las tenues llamaradas de su pelo cruzar, veloces, el frondoso y oscuro golpe. Se mueve con agilidad y rapidez, y el carcaj que carga a la espalda se balancea suavemente, produciendo un extraño sonido que marca el ritmo de sus pasos.
intento seguirla todo lo rápido que puedo. Sin embargo, me quedo atrás. No estoy acostumbrado a caminar por el bosque. Sé que ella sí. Todos callábamos, pero, en el fondo, todos los habitantes del Distrito 12 sabíamos que ella, Katniss, junto con su mejor amigo, Gale, salían a cazar todas las mañanas al bosque. Era un secreto, sí, pero un secreto a voces. En cambio, yo nunca me moví del calor de los hornos ni de las largas mesas en las que amasábamos el pan una y otra vez. Sonrío al recordarlos. A todos. A mis padres, a la madre de Katniss y a su hermana, ya su escuálida cabra Lady, incluso al Gobernador y a su hija, Magde, con la que nunca tuve una relación especial. Ahora todas esas personas me parecen tan lejanas, tan difusas, como si nunca las hubiera conocido. No puedo ni imaginarme no volver a verlos.
La parada brusca de Katniss me saca de la nube densa de los recuerdos. Me adelanto y me pongo junto a ella. Hemos llegado a un claro, una pequeña porción de hierba verde en la cual los árboles no parecen querer echar sus raíces. En sol nos golpea de lleno con toda su brillantez; parpadeo varias veces y cierro los ojos, intentando superar el cambio brusco al que me acabo de enfrentar. Cuando los abro de nuevo, veo a mi adorada Katniss sentada en una roca alisándose el pantalón que lleva puesto, y, de nuevo, vuelve a llenarme esa sensación de pequeñez respecto a ella que intento sofocar acariciándole la mano. Su piel está asombrosamente suave y tersa; los estilistas debieron hacer un buen trabajo con ella.
Sin poder esperar, me acerco a su oreja y le susurro:
-Katniss.
Noto su estremecimiento, el placentero estremecimiento que le produce oír su nombre atado a mi voz. Gira la cabeza y me mira. Entonces me acerco a ella y la beso. Mis labios acarician los suyos como mis manos su pecho, y los noto fríos y escarchados. Ella parece reaccionar y me besa también, con amor, con pasión, derritiéndose en mi boca. Enredo mis dedos en sus bucles y respiro a través de ellas, intentando obtener un poco del aire del que ella me priva, obteniendo tan solo un sabroso aroma a hierbabuena. Escucho los potentes latidos de su corazón, que late desbocado.
Me aparto. La agarro de las mejillas con las manos y las acaricio levemente describiendo círculos con mis pulgares. Sus ojos me miran. Entonces hablo.
-Me amas. ¿Real o no?
-Real.
Sonrío y la vuelvo a besar. Estoy con ella. Y ella estará conmigo. Y así se supone que será eternamente.
Eternamente.
Sin embargo, sé que la triste realidad no es así. En este mismo momento estará Claudius Templesmith gritando como un loco, los ciudadanos del Capitolio muertos de emoción y mis padres mirándose, atontados, sin saber reaccionar. ¡La parejita se confiesa su amor! Pensándolo mejor, esto nos conseguirá más patrocinadores -aunque eso no exime que no la haya besado porque siempre haya querido hacerlo-.
El beso se prolonga y a ninguno de los dos nos apetece parar. Oh, Katniss. Mi bella Katniss.
-Siento interrumpiros, parejita, pero tengo unos juegos que ganar.
Nos separamos rápidamente y miramos al frente. Ahí está Cato, con una pistola en la mano. Y está apuntando a Katniss en el corazón.
Se me corta la respiración. ¡¿Cómo ha conseguido una pistola?! ¿De dónde la habrá sacado? Esos instantes de vacilación y duda por mi parte los aprovecha Katniss rápidamante y cuando me quiero dar cuenta ha desaparecido. La busca con la mirada entre las sombras, inquieto. ¡No puede ser que se haya ido y me haya dejado aquí abandonado!
La metálica pistola de Cato resplandece bajo la luz del sol. Sus brillos me ciegan. Ahora, su oscuro cañón me mira directamente a mí, al igual que su dueño. Lo miro. Cato da unos pasos hasta que noto la presión del metal contra mis costillas. Respiro profundamente. Ahora ya lo sé fijo. Voy a morir. Mi participación en Los Juegos del Hambre ha terminado.
-Despídete de la vida, pajarito. Ya nunca más volverás a pasar por el horrible trago -exagera las palabras, como si quisiera burlarse de mí- de tener que enfrentarte a la chica a la que amas.
No me quedo a oír el final de la frase. Rápidamente me aparto a un lado y lo golpeo con el puño cerrado desde ahí. Cato cae al suelo debido a la fuerza de mi golpe y se frota la cara. Le he abierto una gran brecha en la cabeza por la que no deja de brotar sangre. Sin embargo, no suelta la pistola. La mantiene fuertemente agarrada con las dos manos.
Me miro el puño, sorprendido. Me duele. No sabía que tuviera tanta fuerza. Sacudo la cabeza. No tengo tiempo. Si quiero salvarme, he de hacer algo. Y hacerlo ya.
Me muevo con agilidad y me escondo en la tranquila oscuridad que proporcionan los árboles. Sé que darle un puñetazo en el cráneo ha sido demasiado arriesgado, pero ahora ya está hecho. El combate ya ha comenzado. Ya no hay vuelta atrás.
Cato se levanta con lentitud y mira hacia todos los lados, nervioso. Parece una bestia rabiosa, su cara se ha deformado hasta convertirse en una mueca grotesca, el sudor le ha anegado todo el cuerpo y la sangre le chorrea desde la cabeza hasta el brazo. Mientras lo vigilo cojo una estaca bastante afilada del suelo; si quiero combatir, he de hacerlo con algo.
Me da la espalda. Entonces yo aprovecho. Corro y le clavo la estaca en el antebrazo. Gime y se da la vuelta. No me dio tiempo a reaccionar. Cuando quise darme cuenta ya estaba tirado en el suelo, con su pie sobre mi pecho y su fría pistola tocando mi frente. No sé cómo lo ha hecho, peor en menos de un minuto he pasado de ser el agresor al agredido.
Acerca su deforme cara a la mía. Es horrendo. Parece un monstruo mutado por el Capitolio. Observo los gruesos músculos de sus brazos; son cuatro veces mi cabeza. Por primera vez me planteo si pudiera ser una mutación enviada por el Capitolio para hacer el día más emocionante. Al fin y al cabo, hoy no ha habido muertes. Rápidamente descarto la idea. Recuerdo ahora cómo Cato aceptaba las hormonas y los anabolizantes que le pasaban ilegalmente. Ahora lo entiendo todo.
Carga el arma. Noto el cañón frío de la pistola sobre mi frente. Su sangre gotea por su cara y me mancha la camiseta. Sé que ha llegado el final. Lo siento, Katniss. Te he fallado. Cierro los ojos.
Un instante después suena el disparo.
* * * * *
-¿Katniss? ¿Katniss? ¡Eres tú?
-Sí, Peeta. Soy yo.
Abro los ojos e intento incorporarme. Ag. No puedo. Un profundo dolor en el brazo derecho me impide levantarme. Observo débilmente a Katniss arrodillada sobre la hierba, y veo el cuerpo de Cato tirado en el suelo con una flecha atravesándole el pecho.
Vuelvo a mirar a Katniss. Me ha salvado.
Me ha salvado la vida.
-Katniss -intento murmurar-, Katniss. Me has salvado la vida. Nunca te fuiste.
-No, Peeta, nunca me fui. Nunca te abandoné. Y nunca lo haré.
Sonrío. Las palabras pronunciadas por Katniss suenan como un viento perfumado, como una ola espumosa, como un soplo de vida.
-Katniss -la llamé de nuevo-. Me amas. ¿Cierto o no?
-Cierto, Peeta. Cierto. Por siempre. Y para siempre.
Bueno, ¿qué os parece? Quiero saber vuestras opiniones. Esta era la primera sorpresa del Especial. ¡Mañana no olvidéis de pasaros por aquí porque la sorpresa más grande y especial aterrizará en forma de letras! :)
Oh que lindo! ♥
ResponderEliminarMe gusta.
Al principio me descoloqué un poco porque el real o no es hasta el final y lo juntaste con el inicio xD
Pero me gusto mucho. Tienes un poco de magia pro ahí ;)
Me gusta el final, y que todo este narrado por Peeta (:
Gran parte de especial.
Sonrisas espolvoreadas!
(juro que había comentado!!)
ResponderEliminarEn fin, en resumen de mi anterior comentario desaparecido, decía que "que lindo!"
Y que al principio me descoloqué y no sabía que parte era pero luego ya y me gusto mucho (:
Y lo dije, tienes algo de magia por ahí ñ.ñ
Te quedo muy bien!
Sonrisas espolvoreadas!
@andii* Lo siento, chica, pero es que no sé por qué motivo tus comentarios me salen marcados como spam y me los bloquea Blogger automáticamente... :O
ResponderEliminarVoy a investigarlo.
¿Que tengo algo de magia?
¡Gracias por comentar!
¡Saludos! :)
muy bomito, porcierto e encontrado otro fanfic por si os apetece pasar a leerlo, os dejo la dirección: eljuegodelsinsajoenllamas.blogspot.com :))
ResponderEliminarUna historia maravillosa, has mejorado la opinion que tenia d Peeta, sigue haciandolo
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